jueves, 28 de julio de 2011

brise discreet (2011)



¡Qué casualidad! Voy a visitar tu nueva casa y justo llevo un ambientador en el bolso que te va a quedar ideal en el salón. Un ambientador nuevecito, sin abrir siquiera. No salgo de casa sin él. De hecho, llevo años con el puto ambientador metido en el bolso esperando la oportunidad de empaquetárselo a alguien. Y, por fin, he podido colártelo a ti. Menos mal que has decidido decorar tu piso al estilo minimalista que si llegas a elegir el rústico de la campiña me jodes; otra vez pa' casa con el ambientador.
Pero no. Ha habido suerte y el ambientador te queda monísimo en ese salón que te has montado. Si es que a eso se le puede llamar salón, claro, porque un salón ha de tener dos elementos indispensables y a ti te falta uno. Tienes tele, sí, de plasma, colgadita de la pared pero... ¿y el sofá? ¿Dónde narices está el sofá? Tú no tienes sofá. Tienes dos sillones que serán de mucho diseño pero en los que es imposible echarse una siesta sin ser contorsionista así que, lo siento, pero no tienes salón. No hay sofá, no hay salón. Eso sí, ahora tienes un ambientador monísimo y súper discreto. Si hubieras estado estreñida hubiera llevado en el bolso un yogur bio pero como lo que tocaba era visitar un piso de diseño... Tranquila, que el yogur no lo llevo meses en el bolso; lo mango directamente del Mercadona el día que toca anuncio de estreñidas. Eso sí, mañana sin falta me mango otro ambientador por si acaso. Que lo mismo ya no sé salir de casa sin él.