Me cuesta quedarme con una de las imágenes que ilustran este calendario. No puedo imaginarme cómo sería mi vida con algo así colgando de la pared de la cocina, teniendo que enfrentarme cada día a las poses coquetas y provocativas de sus protagonistas: ese disimulo tras la bandera en el mes de marzo, la tetilla colgante y peluda con la que nos alegran el mes de mayo (que ilustra este post) o el posado "a lo Pataky" de junio. Más allá de gustos, lo que no puedo negar es que en esta falla hay confianza.